preparando la muestra

 

el bosque de todos los cuerpos · tercera crónica from Lucía Marote on Vimeo.

Estamos ya en la última fase del proyecto, coreografiando una estructura que refleje el trabajo que hemos hecho durante estos meses y nos permita compartirlo. Que refleje, sobre todo, esas danzas que viven dentro de cada cuerpo. Este momento, el de definir, siempre es difícil para mí. Me encuentro muy bien en medio de un caos aparente, haciendo propuestas que a la vez sean concretas, den pie a la acción, y dejen suficiente libertad para que lo que yo no había podido imaginar emerja, salga a la superficie. Me resulta emocionante y conmovedor ver cómo algo que estaba oculto se revela en estado de danza. Pero llega un momento en que una estructura más firme se vuelve necesaria. Entonces me encuentro con mis propias resistencias y estrategias para evitar esta tarea, pero como me voy conociendo y soy consciente de mi dificultad, empiezo a tomar decisiones, y estas decisiones traen nuevas sorpresas. Una de estas decisiones fue la de elegir un tipo de música que pudiera ser coherente y viable para este bosque de todos los cuerpos. Decidí utilizar partituras de compositores clásicos grabadas al piano por mi amiga y pianista Anna Barbero Beerwald. Durante el proceso habíamos utilizado muchas músicas pop, soul y otras más bien tradicionales que invitaban fácilmente a moverse. Cuando tomé la decisión de usar piano clásico temía que su motivación para bailar no fuera tan potente. Lo que ocurrió fue hermoso, pues me pareció que sus danzas empezaron a ser más fieles a la naturaleza y los motores de cada una, y no tanto a las naturalezas de las músicas. Estas nuevas (o más bien antiguas) músicas no se imponen, solo acompañan o crean un diálogo con las danzas y los cuerpos, pero no los dominan. Creo que fue muy oportuno empezar el proceso con músicas que nos ayudaran a liberarnos y disfrutar, y ahora es aún mejor observar como estas músicas (Bach, Debussy, Chopin...) nos están ayudando a acercarnos más a la esencia de nuestras danzas. Algo similar esta ocurriendo al centrarnos, ahora, en definir la estructura de lo que vamos a mostrar. Empieza a haber momentos de tranquilidad y silencio, en medio de otros más bien de dispersión. Veo que hay estructuras que ayudan, pero debo cuidar que no interfieran con lo esencial, con todas esas danzas genuinas que hemos estado presenciando una y otra vez durante los últimos meses. Mi reto (ahora y prácticamente en todo mi trabajo) es encontrar un equilibrio entre estructura y espontaneidad, comprender cuáles y de qué tipo son los parámetros que necesitamos establecer para que ocurran esas danzas genuinas. Unas veces creo que me acerco más a este ideal, otras menos, pero en cualquier caso ya hemos vivido todo un proceso lleno de sensibilidad, energía, disfrute y honestidad. Ya nada nos puede quitar lo bailao...

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